sábado, 14 de marzo de 2020

Comunicado de la Iglesia Protestante del Redentor sobre el coronavirus

Siguiendo las recomendaciones y medidas que todos hemos recibido para combatir la propagación del Coronavirus, en el Consejo de nuestra iglesia hemos considerado prudente, como acto de civismo y responsabilidad ciudadana, cancelar nuestras actividades y cultos al menos durante dos semanas (lo cual puede prolongarse).
Por supuesto, el teléfono del pastor está disponible. Además del material que hemos compartido para un devocional doméstico, subiremos a esta misma plataforma, si es posible, la reflexión de la Palabra.

Animamos a las familias a tener un tiempo devocional de oración, alabanzas, y lectura de las Escrituras.

Sin entrar en cuestiones partidistas, compartimos nuestro deseo y así lo expresamos en nuestras oraciones, de que las autoridades tomen las decisiones correctas en esta situación.

Como acto de amor a nuestro prójimo/a, vemos oportuno respaldar las medidas propuestas y solicitamos que pasemos en casa el mayor tiempo posible aun cuando no nos consideremos personas de riesgo, para no ser transmisores a otros.

Si bien todos somos vulnerables en situaciones de contagio, los creyentes afrontamos estas dificultades amparándonos en el Señor.

Dicho esto, hacemos saber que nos desmarcamos totalmente de algunos pronunciamientos sectarios (totalmente ajenos a la línea de nuestra iglesia protestante) que algunos grupos religiosos, desde un falso triunfalismo dotado de superstición (y no del evangelio), presumen de que los cristianos están libres de contagiarse.

Ha llegado a nuestro conocimiento de que algunos grupos religiosos apelan a la “sangre de Cristo” como si fuese un mantra o una invocación para eludir los contagios. Cuando la Biblia habla de la sangre de Cristo lo que nos dice es que nuestra Redención le costó la vida, dio su vida en ello (en el pensamiento hebreo sangre y vida están relacionados). Así pues, el concepto de “sangre de Cristo” no es para hacer conjuros supersticiosos ni para andar irresponsablemente en días como éstos. Además, quienes dicen que los creyentes no se contagian, lo que sutilmente están declarando es que si un cristiano se enferma es porque su fe es falsa. Eso es una barbaridad y un juicio injusto.

Por otra parte, también consideramos que conviene evitar difundir noticias sospechosas que no proceden de organismos oficiales. No es momento de propagar teorías infundadas, seamos serios y pongámoselo fácil a las autoridades, al personal sanitario y a todos los ciudadanos en esta lucha contra el virus.

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